El valor de una marca depende de su impacto en el mercado. Cada persona que ayude a difundir nuestra propuesta de valor es, por tanto, un aliado que no sólo no debe desaprovecharse sino que además debe cuidarse y mimarse para que así siga sucediendo.
Conseguir aliados, sin embargo, no es tarea sencilla. Es un proceso que exige constancia, paciencia y consistencia. Hay fórmulas más efectivas para ‘acelerar ese procesoʼ, quizás la más inmediata –por cercana– es implicar, promover y favorecer a las personas de nuestro equipo a que se conviertan en ‘embajadores de marcaʼ, haciéndoles ver que ellos son los primeros beneficiados –que se vuelven más empleables, y por tanto, sus oportunidades profesionales se multiplican– y como consecuencia de ello, la empresa, que genera más negocio y posibilidades de crecimiento.
Un win-win que siempre es lo deseable y recomendable en cualquier relación a medio y largo plazo.
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