Máster-Post para el 7mo Congreso Internacional Personal Branding Lab Day

Expositor: Dr. Vladimir Estrada

A modo de Introducción 

Amigo lector:

Recibe mi más cordial y cálido saludo en esta séptima edición del mayor y más importante evento sobre marca personal en el mundo: el Congreso Internacional Personal Branding Lab Day, en la que tengo el honor de participar (en la categoría Máster Post) junto a una amplia y excelente representación de la tribu profesional que desde hace dos décadas viene trabajando en el desarrollo, la implementación y la difusión del personal branding como modelo, estrategia y método para el desarrollo y el posicionamiento de las personas como marcas, en un entorno cada vez más difícil, cambiante y competitivo.

Como suelo hacerlo desde el pasado 2020 (si me has leído antes, lo sabes), mi primer mensaje es de solidaridad con quienes han sufrido o sufren de cualquier modo los efectos de la terrible pandemia que nos golpea a todos en el mundo, especialmente quienes han perdido a algún ser querido; y ahora lo hago en calidad de sobreviviente del COVID 19. Como cada día desde que esto inició, y como lo haré hasta que termine, elevo una oración por ellos, porque puedan recuperarse y seguir adelante.

Vamos entonces a lo que nos reúne aquí. 

Este Congreso es ya una hermosa tradición anual de la comunidad profesional de la marca personal (¡eternas gracias, amigo y colega Fran, sigamos promoviendo Personal Branding World!); y cada año nos propone una temática diferente, en relación con las evoluciones del concepto, su práctica, y los diferentes contextos donde ella ocurre. Y a tono con el importantísimo tema de este año (las intervenciones desarrolladoras en personal branding existen porque existe «el otro lado»; si no existiese, no tendrían sentido), mi trabajo que ahora lees pretende:

  • Analizar la presencia transversal y el rol protagónico de la formación,  en las diferentes actividades profesionales a través de las cuales se interviene en procesos de personal branding.
  • Identificar y describir variables personales, conductuales y de desempeño que deben estar presentes en la actuación de los profesionales que intervienen en procesos de personal branding.
  • Describir algunos de los diferentes impactos que se manifiestan «al otro lado del personal branding», gracias a las intervenciones profesionales que son ejecutadas «desde este lado». 

Todo ello, conectando cuanto me sea posible ambos lados de la ecuación llamada personal branding, pero siempre enfocado a nuestra mayor prioridad estratégica, que es trabajar profesionalmente desde «este lado» para que «del otro lado» las cosas fluyan y resulten cada vez mejor.

Vamos a ello, amigo lector. Gracias por ser, por estar, por acompañarme hoy y siempre.

¿Cuál es «el otro lado« del personal branding?

«El otro lado» del personal branding (genial el naming de Guillem para este asunto) es, sencillamente, el creciente conjunto de personas que son clientes de procesos de intervención desarrolladora y de acompañamiento enfocados a la gestión, desarrollo  y posicionamiento de marca personal, y eventualmente, también las organizaciones donde ya se va asumiendo la marca personal de sus colaboradores como un importante activo (sobre esto último, me permito sugerirte la lectura de mi libro digital Marca personal y empresa: la otra verdad, generosamente prologado por el Maestro Pablo Adan Micó). Obviamente, ello supone la existencia de un lado más («este lado»), donde nos encontramos quienes efectuamos tales intervenciones y procesos desde diferentes perspectivas y bajo distintas modalidades. Más adelante me referiré principalmente, de forma breve, a tres de ellas: la consultoría, la mentoría, la formación, y tocaré también la producción intelectual como eje transversal a las tres, y a otras varias. 

Y por supuesto, cada profesional del personal branding (o sea, de «este lado») tiene «su otro lado» personal: sus clientes, estudiantes y lectores (o escuchas, o vídeo-espectadores, según el tipo de contenido). Bien gestionado por quien lo asume, ese «otro lado» puede convertirse en una verdadera tribu profesional, en la excelente acepción que da a este concepto el gran Seth Godin: una agrupación humana formada por personas conectadas entre ellas, a un líder y a una idea

En mi opinión, todos nosotros podríamos y hasta deberíamos –con enfoque demostrativo, motivacional y modelizador– extender el alcance del «otro lado» hasta los públicos que aún no son clientes de procesos de personal branding ni estudiantes del tema, pero que observan expectantes su desarrollo en procura de insumos para decidirse, o lo leen, estudian e investigan al respecto como curiosos inteligentes, o simplemente, lo ven a distancia como escépticos a los cuales hemos de continuar demostrando (por ejemplo, con pruebas vivas como muchas que este Congreso estará aportando) que «eso del personal branding» sí ES, y sí FUNCIONA

Y en este mismo orden, pero en otro sentido, ese «otro lado» debería ser extendido para abarcar a los críticos sin criterio y detractores sin fundamento del concepto y su práctica. Porque ellos no solo están «del otro lado», sino evidentemente, «en otro lado».  Pero estemos tranquilos: la marca personal y su proceso de gestión no constituyen el primero de los conceptos que a lo largo de la historia humana han sido ácida y agresivamente detractados, antes de ser masivamente asumidos como práctica positiva y desarrolladora. Sigamos trabajando en pos de ello. 

Mas no es de esos «otros» de quienes hablo aquí. Hablo del otro lado que construye a nuestro lado al presente y el futuro de la marca personal. 

¿Qué debería suceder con cada persona que aspire a estar o ya esté «del otro lado»?

A mi juicio, y con base en mi metodología de trabajo, esa persona debe (idealmente con nuestra ayuda) hacer lo siguiente:

  1. Reconocerse como marca personalen tanto ser único, diferente y complejo que se halla en interacción permanente con su entorno, y dejando huellas de diversa índole sobre cada ser humano que integra dicho entorno, en cada momento de esa interacción– e incorporar dicha noción a su imaginario personal y social, a su sistema de valores, y a su práctica en los diferentes ámbitos de actuación interpersonal y profesional. Aquí, y también en el punto siguiente, se manifiesta claramente la noción del autodescubrimiento a la que suelen referirse acertadamente varios referentes del tema, planteando que la marca personal se descubre (por ejemplo, a través del feedback recibido sobre el ser, el accionar y el logro propios). 
  2. Identificar cuál marca es.
  3. Definir cuál marca quiere, debe, puede y le conviene ser (o sea, su Visión como marca).
  4. Identificar, diagnosticar y dimensionar la brecha entre la marca que es actualmente y la que quiere, debe, puede y le conviene ser.
  5. Identificar las áreas de resultados clave (ARC) que conforman esa brecha, y en las que ciertas acciones permitirían su eliminación o atenuación.
  6. Formular su Misión y sus Objetivos de marca personal a corto, mediano y largo plazo, en cada una de las ARC.
  7. Trazar estrategias generales y temáticas, en función de la Visión, la Misión y los Objetivos planteados.
  8. Generar e implementar un Plan de Acción enfocado al logro de los Objetivos.
  9. Controlar y evaluar, de forma sistemática y por cortes periódicos, el nivel de cumplimiento de los Objetivos y su impacto sobre la materialización de la Visión y el cumplimiento de la Misión.
  10. Desarrollar un plan de mejora continua a partir de los resultados del control y la evaluación.

Estas diez acciones de carácter estratégico que aquí propongo (solo DIEZ: como seguro sabes si me has leído antes, ese número me gusta), pueden extenderse, reducirse o integrarse según el modelo que cada quien utilice para analizar el tema e intervenir en él. Pero siempre con el foco puesto «del otro lado», porque allí están quienes nos necesitan; quienes requieren el valor que podemos y debemos aportarles.

Y para ayudarles en todo lo abarcado por las diez acciones listadas arriba, y posiblemente en otras diversas cosas (y dicho sea «de paso», ganarnos la vida en el proceso), nosotros, los profesionales que estamos y trabajamos «de este lado», planeamos y efectuamos nuestras intervenciones. A lo largo de este artículo estaré conversando contigo sobre lo que sucede en relación con ellas, tanto de un lado como del otro; pero priorizándote, claro está, a ti que estás «del otro lado», y que eres nuestra primera y gran razón de existir «de este lado».

Breve acercamiento a la formación 

La formación es un proceso profesional de intervención para el desarrollo humano enfocado a la profesionalización y el posicionamiento profesional competitivo, que está presente en todas las áreas de «la industria de los servicios profesionales de apoyo a la gestión y el desarrollo de capital humano, tecnológico, organizativo y social» (Estrada, 2021); porque además de ser una de las actividades más importantes de dicha industria, es transversal a todas las demás y tiene presencia en cada una de ellas. En temas de desarrollo humano profesionalizante, independientemente de la modalidad de intervención que se utilice, no hay forma profesional de intervenir sin formar, de algún modo y en alguna medida.

Se entiende por formación, muy básicamente, un proceso o sistema de ellos (auto-conducido por quien se forma o guiado por alguien más), a través del cual una o más personas adquieren, desarrollan y profundizan -y a veces, contextualizan, dependiendo del tipo y la modalidad formativa- una o más competencias, que les permitirán efectuar determinadas actividades (generalmente, laborales) con razonable y eventualmente predecible probabilidad de éxito.  Hay muchísimas definiciones de este concepto; puedes revisar luego algunas de ellas aquí, aquí, aquí y aquí (entre otras múltiples fuentes disponibles). 

Entre las actividades profesionales donde esta omnipresencia de la formación es más necesaria y se hace más clara, o sea, donde con mayor precisión se aprecia su papel e importancia, se encuentra el personal branding, sobre el cual me detendré bastante, por ser el proceso central de mi propuesta de hoy, y el tema central del Congreso que aquí nos convoca.

Personal branding 

Conceptualmente, he propuesto sobre el personal branding lo siguiente (Estrada, 2020, p.32):

«Es el proceso estratégico a través del cual una persona, con o sin asesoría especializada, gestiona integralmente, en un concepto/proyecto de marca (y la comunica al mundo): 

  • su personalidad, con todo lo que ella integra e implica, 
  • su desarrollo personal/competencial/relacional/profesional, 
  • su visibilidad, 
  • su competitividad,
  • su impacto, y  
  • su posicionamiento como marca -fruto de todo lo anterior- ante los diferentes públicos con los cuales interactúa directamente o que pueden recibir de forma indirecta su incidencia/influencia/impacto;  
  • integrando bajo el enfoque sistémico las diferentes áreas de su ser, su hacer y su logro, lo cual genera importantes sinergias en orden de impacto y posicionamiento de marca, y 
  • combinando sistémica y estratégicamente en su modelo de gestión los ámbitos offline y online».

Así lo visualizo, lo comparto y procuro practicarlo cuando me toca acompañar marcas personales -de diferentes maneras- «desde este lado». Pero obviamente, hay otras diversas miradas a este proceso, y voy a compartir contigo algunas de ellas (propias y de otros autores) a fin de que puedas analizarlo desde visiones y dimensiones diferentes; así, con un abordaje multiconceptual, te será más viable comprender con mayor claridad lo que podemos hacer «de este lado» para impactar mejor «del otro lado»; o si estás en este último, que tengas claro lo que puedes y debes esperar de una intervención profesional en este tema.

Aquí te van. 

El personal branding consiste a mi juicio en «gestionar de forma integrada, sistémica, estratégica, lo que somos, lo que hacemos y lo que logramos en los diferentes ámbitos de nuestras vidas (no solo en lo profesional ni en el ámbito exclusivamente mercadotécnico), con el objetivo de dejar en los demás la mejor huella moral que seamos capaces de dejarles y convertirnos para ellos en la mejor marca personal que puedan recordar, pero nunca desde una perspectiva ególatra ni individualista» (Estrada, 2019). 

Sobre ello he planteado también que «Personal branding no es crear un ser distinto: es mejorar y diferenciar estratégica, sistémica y sistemáticamente el ser que somos, para marcar, transformar, perdurar y trascender como queremos, podemos y debemos» (Estrada, 2017); y que el mismo se desarrolla a través de «…los procesos  de identificación, diagnóstico, desarrollo y mejora continua de los diferentes atributos de una marca personal, así como su integración bajo el enfoque sistémico, de modo que su gestión integrada genere sinergias como: a) su consolidación, en tanto marca, y b) su acercamiento productivo, progresivo, satisfactor y permanente a las exigencias del entorno a dicha marca» (Estrada, 2016).

Como te dije arriba, hay otros muchos acercamientos conceptuales a este tema. A fin de evitar sesgos, y ofrecerte una variedad de opciones para tu análisis, te presento a modo de ejemplos las definiciones y aproximaciones al concepto que nos proponen otros cinco autores, varias de las cuales yo he utilizado y aún utilizo en mis propios procesos de autoformación permanente, docencia, intervención profesional desarrolladora, investigación y producción intelectual:

  1. «…el conjunto de acciones planificadas que vamos a realizar para generar experiencias que produzcan una impresión positiva en tu audiencia…un método, sistema o proceso planificado para conseguir que la gente te conozca, sepa lo que haces y obtengas el reconocimiento que mereces«. (Andrés Pérez Ortega, Marca Personal para Dummies, 2014; negritas mías).
  2. «Es el conjunto de acciones que realizamos para gestionar la marca personal. Porque la marca personal se gestiona y no se crea. Todos dejamos marca desde que nacemos, aunque no nos demos cuenta de ello y llega un momento en que decidimos ser parte activa o dejar que siga yendo por su cuenta. En este momento iniciamos el proceso de personal branding. La diferencia entre crear y gestionar no es baladí y se mueve entre la artificialidad y la autenticidad. Quien te diga que te va a crear una marca personal te está dirigiendo hacia lo artificial mientras que quien te ayude a gestionarla te está hablando desde lo auténtico, de asumir lo que has ido forjando hasta el momento para pasar a construir un futuro posiblemente distinto y en cualquier caso incierto. Posiblemente el que crea marcas personales refleja su propia falta de autenticidad y no sea más que un artefacto. Ojo avizor con los charlatanes que las palabras lo soportan casi todo«. (Jordi Collell, 2019: Guía práctica para gestionar tu marca personal).
  3. «…la gestión de marca personal no es un círculo cerrado, es una línea continua. Si has decidido reforzar tu marca personal acabas de adquirir un compromiso de por vida: el de invertir en ti en base al valor que aportarás a tu comunidad, a tus grupos de interés (stakeholders)». (Guillem Recolons, 2020; Introducción al libro Si no aportas, no importas).
  4. «…como marca personal que desea obtener una determinada imagen en sus distintos públicos, solo puedo influir mi Imagen de Marca Personal a través de los mensajes que proyecto y a través de los canales que utilizo para ello. Así es como consigo generar las percepciones que cada persona acumulará para formar su propia representación mental de mí. Lo que me será mucho más difícil –por no decir imposible- es influir en los filtros individuales que cada persona aplica para formarse su propia imagen de mi YO, porque eso forma parte de su propia personalidad y de su escala de valores». (Miriam Rius, libro digital, p.7). 
  5. «La marca personal es el resultado de un proceso en el que los potenciales clientes asocian a ti una representación, unos valores, unas cualidades diferenciadas, una promesa de calidad y autenticidad y una emoción, reduciendo la incertidumbre de lo que será el desempeño en tus servicios o de tus productos, y logrando ser la opción preferente para oportunidades profesionales» (p.72). «Si el proyecto vital y profesional consiste en determinar a corto, medio y largo plazo tu identidad, ese propósito está estrechamente vinculado con la marca, ya que durante el proceso de comunicación y de promoción uno se va haciendo visible justo para que los demás te perciban como realmente eres. En otras palabras: la experiencia acorde a quien quiero ser genera el propio autoconcepto. Y a su vez, la representación de los demás de ti también está condicionada por lo que te ven hacer o lo que te escuchan. Las experiencias, lo que uno hace, el tipo de relación e interacción que uno tiene con los demás, etc. son la base de la generación del propio autoconcepto y de cómo te perciben los demás» (p.73). (Fermín Carrillo, 2019, Tesis Doctoral).

Variedad para escoger, ¿verdad, amigo lector? Continuemos nuestra ruta compartida. 

El otro lado del Personal Branding

La formación en y para el personal branding 

Evidentemente, hacer un personal branding efectivo requiere desarrollo competencial; y este último pasa necesariamente por alguna modalidad de formación, independientemente de cuál sea el modelo o método a través del cual se autogestione una marca personal y/o se acompañe dicho proceso. Porque para gestionar con efectividad una marca personal, hay que APRENDER A HACERLO, ya sea de forma previa o simultánea a la propia gestión de marca

Veamos brevemente algunos ejemplos de cómo se manifiesta la afirmación anterior «de este lado» e impacta «del otro lado». 

  • En la consultoría. 

La consultoría en personal branding es una actividad profesional de índole intervencionista, que tal como la organizacional, se enfoca en lograr que el cliente desarrolle capacidades de autogestión, transformación, mejora y evolución.  Es desarrollada por profesionales denominados indistintamente «personal branders», «consultores en personal branding» o «consultores de marca personal». Para ampliar al respecto, te sugiero revisar las aportaciones que sobre esta actividad y quienes la efectúan nos han propuesto años atrás los grandes consultores Arancha Ruiz (aquí y aquí, entre otros trabajos) y Jordi Collell (aquí, aquí, y en otros textos). También lo han hecho los muy destacados colegas Ami Bondia (aquí) y Enrique Brull aquí; y más recientemente las también profesionales del ramo Eva Castillo en este artículo, y Laura Duran lo hace aquí, como otros diversos colegas; no alargaré más la lista. 

En la entrevista bidireccional transoceánica que sostuvimos Pablo y este servidor en 2019, le propuse la siguiente definición sobre el profesional que desarrolla este ejercicio, en respuesta a una de sus preguntas:

«Un consultor de personal branding (me gusta más llamarle así) es un profesional de alta calificación en el ámbito de la consultoría intervencionista, que combinando en su desempeño un doble perfil de generalista y de especialista, o colaborando con otros colegas para que se manifiesten ambas perspectivas, se encarga de acompañar, asesorar, evaluar y retroalimentar a un cliente o grupo de ellos en los procesos de diagnóstico, concepción, proyección, diseño, planificación, implementación y mejora continua de su integración personal y profesional a sus diferentes contextos de incidencia e influencia tanto offline como online, así como del impacto logrado sobre ellos, en la doble perspectiva de desarrollo de marca y marketing de marca.

Todo lo anterior debe iniciar en la fase de descubrimiento, identificación y configuración de la marca personal actual del cliente, bajo la guía del consultor o el equipo consultivo que interviene en el proceso.

El objetivo estratégico fundamental de este ejercicio de consultoría (y la razón de ser, estar y actuar del consultor interviniente) es que a través del proceso de personal branding, el cliente consiga, de forma sostenible, sólida, autosustentable y perdurable, el mejor concepto y diseño, el máximo desarrollo, la mayor competitividad y el mejor posicionamiento de su marca personal que sean posibles en un determinado contexto y momento, y logre expandirlos por el mayor tiempo posible en ellos, o generarlos en otros» (Estrada, 2019).

Si revisas la fuente mencionada, podrás ampliar mucho más sobre el tema.

La consultoría en personal branding «bien hecha» lleva implícita mucha actividad formativa, bajo diferentes modalidades. Un verdadero consultor no interviene para esclavizar, sino para independizar. Primero que todo, por razones prácticas: como ya he explicado en la segunda parte de mi serie Marca personal y servicios profesionales: ¿hasta dónde llenar nuestra agenda?, a ninguno de nosotros le conviene pasarse la vida atendiendo casi únicamente a los mismos clientes, pues ello también retrasaría nuestro propio desarrollo). Y en segundo lugar, por razones de marca: un consultor de personal branding cuyos clientes no avancen porque no saben cómo hacerlo, casi seguramente verá afectado su posicionamiento profesional. De ahí que en cada una de las fases y momentos de un proceso consultivo, el consultor profesional en personal branding procure (DEBE HACERLO) que su cliente aprenda el qué, el por qué, el para qué, el cómo y el con qué de los diferentes procesos y acciones que ejecutará. La formación que se ofrece a los clientes mientras van gestionando sus marcas, y como parte de dicha gestión, es una componente transversal estratégica en el desempeño de esta profesión

  • En la mentoría.

La clave del ejercicio efectivo de la mentoría es la humanidad. Como bien afirma recientemente un experimentado mentor y experto, lo que motiva en ese ejercicio es “La posibilidad de ayudar a los demás. Se transmiten conocimientos, formas de actuar, experiencias, que, aunque personales, permiten a los estudiantes acceder a situaciones que están alejadas de su entorno actual. Es importante hacerlo con la humildad del que ya ha recorrido un camino y explica al viajero menos experimentado qué es lo que puede haber más adelante” (Pérez Martín, 2021, p.13). Todo ello es absolutamente compatible con la condición de formador que hace parte del perfil y de las funciones de todo mentor verdaderamente profesional

La Red Global de Mentores ha definido sobre esto que «La Mentoría es una disciplina con identidad propia, que desarrolla conocimiento explícito en el Mentorado (conocimiento declarativo–exteriorizado, en su práctica e interacción sistémica, con los entornos en los cuales actúa), desde el conocimiento implícito del Mentor (conocimiento procedimental-interiorizado), lo cual se refleja, desde el método operativo de la Mentoría, en la práctica causal e intencional, en correspondencia con las nuevas destrezas y habilidades, conductuales y procedimentales, desarrolladas por el Mentorado, a partir de sus interacciones con el Mentor, cuyo objetivo final es producir resultados» (RGM, Guía Funcional del Mentor, Octubre 2021). Formación «a pulso», ¿verdad que sí? 

Y por algo afirma en este sentido uno de los mentores más prestigiosos de la actualidad, el Profesor Jaime España

«…una de las mejores maneras de educar permanentemente es con Mentores que sean conscientes de sus experiencias, que posean la metodología adecuada para transferir sus experiencias para no incurrir en consejería, cátedra, asesoría, coaching u otros modelos de consulta, acompañamiento o capacitación. A este Mentoring le llamo, educación otorgada en tiempo real, y es aquella que encara la causa raíz de cada situación sin perderse en extensos diagnósticos y sí comprendiendo las restricciones existentes de cara al resultado esperado. También le llamo aprendizaje sobre la marcha, el cual apoya al exigente ritmo de ajustes y cambios al que estamos sometidos en la actualidad» (Magazine # 1 RGM, 2020, p.14).

Muy claro, ¿no te parece?

Todo lo anterior define, entre otras muchas, dos pautas clave: el mentor es un formador que forma principalmente desde su saber, experiencia y humanidad, y la mentoría, un proceso de formación enfocado a la mejora del desempeño y los resultados del mentorado. Y ambas aplican en cualquier ámbito temático; veamos cómo funcionan en el nuestro.

La mentoría en personal branding es un proceso de intervención bajo el modelo 1-1 (uno a uno: o sea, interacción directa, personal y exclusiva entre mentor y mentorado), en el cual el segundo recibe del primero los diversos saberes y experiencias que este último ha desarrollado en sus propios procesos de gestión de marca personal, y/o consultando, formando, asesorando, mentorizando a otras personas, investigando, produciendo contenidos…todo ello dentro del tema, y antes de iniciar el proceso actual. Y por supuesto, a la par de recibirlos, el mentorizado los aplica en su práctica, valida lo aprendido a través de sus propios resultados, y es retroalimentado sistemáticamente por el mentor en el proceso. 

También se desarrollan mentorías grupales, pero según mi experiencia, la visión de otros autores, y con base en el sentido común más elemental, considero que en el personal branding son mucho más recomendables las individuales: resulta como mínimo contradictorio mentorizar en algo tan personal a través de una intervención grupal. Especialmente teniendo en cuenta que se trata de formar a otras personas, y si algo requiere un elevado nivel de personalización, es precisamente la formación. Cada persona aprende y aplica lo aprendido a su muy personal manera, y en función de su muy personal situación individual.

Un mentor de personal branding -o de marca personal- debe cumplir determinados requisitos. Entre ellos, resultan esenciales los siguientes:

  1. Vocación educativa y desarrolladora. No se puede ser un buen formador si no se ama formar, ni a los seres humanos a quienes se formará.
  2. Profunda preparación y amplia experiencia pertinente. Si no se poseen, no hay nada que enseñar, modelar o demostrar, y aún menos que orientar o corregir. Por cierto: a cada rato me asombro al leer ciertos perfiles de «mentores de marca personal» con 3 o 4 años de experiencia en el tema, poca o ninguna formación declarada en el tema, poca o ninguna obra publicada sobre el tema, poco o ningún posicionamiento referencial relacionado con el tema…y son «mentores de marca personal». Esto me recuerda un poco aquello de los «expertos«…¿A ti no?
  3. Amplio dominio de los conceptos, las metodologías y los principios de intervención pertinentes a la mentoría. Esta profesión tiene su propio cuerpo doctrinal a nivel teórico, metodológico, ético e instrumental, que sustenta su práctica. Solo con su dominio pleno se puede hacer el trabajo de forma realmente profesional.
  4. Amplio dominio de las metodologías de gestión de marca personal. Dado que el personal branding es el objeto temático de la mentoría, no es posible mentorizar en este tema sin dominarlo a fondo. Y ya hemos dado aquí una muy somera mirada al tema…
  5. Modelación de la profesionalidad. Un mentor debe ser un sólido y genuino referente profesional para sus mentorizados; especialmente, si el tema objeto de mentoría es la marca personal, ámbito directamente conectado a la condición de modelo o referente. En el acápite final de este artículo profundizo más al respecto.
  6. Muy importante, y además excluyente: SER UNA POTENTE Y BIEN POSICIONADA MARCA PERSONAL. ¿Necesito explicar esto?

Y una de las funciones clave de un mentor de personal branding es promover y difundir los desarrollos que vaya logrando la marca personal de su(s) mentorado(s). Hay muchísimas formas de hacerlo (compartir y citar sus contenidos, ofrecer referencias positivas sobre su trabajo, invitarle a eventos, recomendar sus intervenciones…y un largo etc.); pero ello SIEMPRE debe ser hecho POR LAS RAZONES CORRECTAS.

¿Cuáles son estas razones?

Pueden ser muchas; de hecho, tantas como proyectos y vínculos mentor/mentorado existan. Ahora bien: a mi juicio, hay DOS que por diversos motivos, resultan esenciales, universales, básicas e irrenunciables:

  • La primera: Que el mentorado lo merezca por las razones correctas.
  • La segunda: Que los públicos necesiten recibir los aportes de valor que ese mentorado puede, debe y seguramente quiere hacer.

¿Cuáles son las tuyas?

  • En la asesoría (especialmente académica)

El proceso de asesoría en este ámbito requiere y debe incluir la orientación personalizada de índole curricular y extracurricular, en áreas como el estudio, la investigación, la producción intelectual, la práctica preprofesional, y la implementación de técnicas para la mejora continua en estas y otras áreas que lo demanden. En el ámbito universitario, dichas actividades forman parte de la mentoría profesional a desarrollar por los académicos. Y una de las siete áreas que he identificado en este ámbito es la asesoría académica en personal branding (p.30/41), precisamente por ser los académicos quienes trabajan junto al estudiante en su preparación integral para acceder al mercado laboral.

La asesoría académica de marca personal es una actividad profesionalizante imprescindible (en breve lo veremos cuando te explique las dos rutas de desarrollo que se requiere transitar en este campo) y paradójicamente, apenas incipiente en el mundo universitario. Al parecer, aún no está suficientemente claro que para incorporarse con éxito a un mercado laboral tan competitivo, tan ultraselectivo, tan exigente y tan en declive como el actual, NO BASTA CON TENER UN TÍTULO. Los estudiantes deben aprender a gestionar y posicionar sus marcas personales desde las aulas de la academia, y para ello deben ser formados; este no debería ser un proceso espontáneo, y mucho menos autónomo. En ese orden, he propuesto lo siguiente:

«Para un estudiante, aprender a gestionar su marca personal desde la propia aula en que se está formando es una ventaja comparativa muy importante, que puede transformar posteriormente en gran ventaja competitiva en términos de posicionamiento de mercado, empleo y/o emprendimiento» (Estrada, 2018). Las características y los requerimientos competenciales tan específicos y multitemáticos de esta tarea, requieren obligatoriamente asesoría profesional, que solo puede ser aportada por los académicos en su rol de mentores de sus estudiantes (Estrada, V.: Magazine # 1 RGM, 2020, p.41).  

Un asesor académico de marca personal debería reunir varios de los mismos requisitos exigibles al mentor, y algunos otros; de hecho, la línea de investigación donde trabajo el tema se titula precisamente La misión del académico como Mentor Profesional. Y ni siquiera me detendré en la presencia de la formación dentro de este rol; estamos hablando de un académico, ¿no es así?

  • En la formación propiamente dicha.

Como ya lo he tratado de diferentes formas como área transversal, no necesitaré detallar mucho aquí. La formación en gestión de marca personal es un proceso  de desarrollo competencial guiado, donde un formador facilita a uno o más formandos la adquisición, apropiación, consolidación y aplicación –simultánea o posterior, según la modalidad formativa que se aplique– del sistema conceptual y metodológico asociado al personal branding. No abarcaré aquí la autoformación o formación autodidacta en este tema (que existe y abunda), porque sale un poco del marco relacional que estoy manejando entre «los dos lados» del personal branding. 

Un formador profesional potencialmente efectivo en gestión de marca personal es, primero que todo, alguien que gestiona con buen criterio, buena metodología y buenos resultados su propia marca personal; porque no tiene sentido pretender formar a otras personas en algo que no se sabe hacer, ni se hace correctamente (seguro recuerdas el añejo y siempre vigente post de Guillem ¿Un profesor de marca personal sin marca personal?). En segundo lugar,  es alguien que domina a fondo el sistema conceptual del área personal branding; a un nivel elevado, el de algunas de las al menos catorce áreas conectadas al tema (debería manejar así entre cinco y seis, ojalá más); a un nivel al menos básico, pero suficiente para establecer conexiones temáticas, el de las restantes cinco o seis áreas; y que no se encuentra «en cero» en ninguna de ellas

Y finalmente, el formador en personal branding es alguien muy versado y experimentado en metodología y didáctica de la formación de adultos, con todas las posibles derivaciones de este concepto; y con énfasis especial (asociado a la creciente y cada vez mayor importancia del segmento en cuestión), en un subsistema de dicha formación que es el desarrollo competencial de directivos y líderes. También caben y deben ser abordados aquí, obviamente, los desarrollos académicos necesarios para potenciar la formación en personal branding de los estudiantes universitarios, al margen de sus áreas; sobre esto sugiero revisar las ideas que he propuesto hace varios años en mi trabajo Profesionalizar la marca personal: reto ineludible para un impacto real. Y en el futuro, ello podría (y deberá) abarcar otros niveles educativos previos, como ya sucede en algunos países.

¿Cómo ves esta aproximación a las áreas de intervención descritas? ¿Te funcionan esas ideas? ¿Por qué sí , o por qué no?

Como aporte y soporte para tus análisis del tema, y que puedas contrastar, validar y consolidar tus ideas al respecto o construir nuevas, te propongo una lista de artículos de diferentes autores, que ya cité en la mencionada entrevista con Pablo. Hela aquí:

Un análisis conceptual…y una herejía 

El enfoque multifuncional de intervención que estoy desarrollando, determina que la gestión de marca personal pueda ser analizada simultánea y sistémicamente desde varias perspectivas diferentes; y en virtud de ello, me gusta hacerlo desde lo que denomino, a efectos mnemotécnicos y didácticos, el análisis FEMPA, por las siglas de las cinco dimensiones que lo integran. 

Según este análisis pentadimensional, el personal branding es:

  1. Filosofía. Porque se basa en una forma personal, sustentada en valores propios, adecuadamente motivada, pensada, sentida, conceptualizada y contrastada, de ser, pensar, obrar, y asumir la vida y sus diferentes procesos, de forma pertinente al contexto en que se vive y a sus necesidades.
  2. Estrategia. Porque está integrado por un conjunto de decisiones y acciones que definen y permiten recorrer la ruta de una persona entre su estado actual y un estado deseado futuro, que en un desarrollo ideal, debe ser cualitativa y cuantitativamente superior al actual. 
  3. Método/modelo. Porque se nutre de informaciones, responde a una lógica, se basa en la aplicación ordenada y sistémica de técnicas, implementa procedimientos y permite la obtención de resultados previsibles, comprobables y medibles; siendo, además, replicable en condiciones similares y extrapolable a condiciones diferentes. 
  4. Proceso. Porque constituye un desarrollo planeado de gestión personal que es aplicable con enfoque y  carácter secuencial, con entradas necesarias y salidas previsibles; y generalmente (caben excepciones) integrado por acciones consecutivas conectadas entre ellas, cada una de las cuales es receptora de insumos de la precedente y aportadora de insumos a la subsecuente. 
  5. Acción. Porque solo funciona y puede aportar resultados cuando se lo aplica; si solo se define, proyecta y planifica, pero no se implementan las decisiones, no hay personal branding, ni habrá, por tanto, evolución o transformación gestionada y consciente de la marca personal. 

Esto define para mí un aspecto clave y un tanto «herético» del branding personal, que no desarrollaré con amplitud en este artículo, pero sí lo haré próximamente en un post en Soymimarca; y la «herejía» del aspecto en cuestión se debe a que aparentemente contradice una afirmación sobre la que existe un amplio consenso entre los profesionales del tema, y que yo también comparto plenamente. Solo te adelantaré un breve fragmento relacionado con mi tema de hoy, y te lo titulo así: El personal branding PUEDE SER para todo el mundo, pero lamentablemente, NO LO ES.

Te lo presento en la siguiente NOTA AL MARGEN

«Ya lo decía Tom Peters al inicio de esta historia: ‘Todo el mundo puede ser una marca que merezca ser destacada’. Y es exactamente así, como nos legó el Maestro: todo el mundo PUEDE SERLO. Pero poder serlo, e inclusive merecerlo en virtud de ciertas condiciones, no significa ni implica ni se traduce necesariamente en obtenerlo, en llegar a serlo. Ese logro lleva mucho trabajo, y requiere cumplir algunos requisitos.

Sucede que la vida nos ha ido enseñando y demostrando que aunque puede serlo, NO TODO EL MUNDO LO ES. Porque lamentablemente, NO TODO EL MUNDO está preparado, motivado y dispuesto a ser, hacer y lograr todo lo que es necesario (y a veces imprescindible), en el proceso de gestión de esa marca personal que cada persona –le guste, lo sepa y lo asuma, o no– ES.». FIN DE LA NOTA.

¿Qué te parece mi «herejía», amigo lector?

Dos rutas de desarrollo 

Insisto: ese logro potencial que Tom Peters nos legó como esencia de todo este gran campo/tema, ES POSIBLE, pero NO ES FÁCIL, y requiere MUCHO TRABAJO. Una de las dos rutas clave para obtenerlo, para SER UNA MARCA QUE MEREZCA SER DESTACADA, es hacer personal branding. La otra es, como ha dicho el Maestro Xavi Roca, ser muy buenos en lo que sea que hagamos; pero como suelo decir, hacer personal branding debe iniciar precisamente por ahí: siendo muy buenos (ojalá los mejores, o uno de ellos) en nuestras actividades, y también (hasta donde sea posible) en los demás ámbitos de nuestra vida. Teniendo en cuenta, claro está, que la definición de «lo mejor» y sus estándares, pueden variar mucho entre contextos y momentos diferentes.

Estas dos rutas son complementarias y mutuamente incluyentes. Y como -curiosamente- cada una es requisito para el éxito de la otra, lo mejor que nos puede ocurrir es que trabajemos paralelamente en ambas: o sea, profesionalizándonos de forma constante y creciente en nuestra actividad laboral/profesional, y profesionalizando cada vez más la gestión de nuestra marca personal

Ambos procesos/rutas se influyen y refuerzan mutuamente: mientras mejores somos en lo que hacemos, más y mejor marcamos a nuestro entorno, y mayores exigencias emergen ante nosotros, las cuales nos obligan a gestionar mejor nuestra marca personal; y mientras mejor hacemos esto último, somos más visibles, mejor valorados, y nos posicionamos mejor, lo cual se traduce, por ejemplo, en mayor demanda de nuestros servicios profesionales, lo que nos obliga a continuar profesionalizándonos para ser cada vez mejores en lo que hacemos…y así sucesivamente, elevando cada vez más la calidad y efectividad de nuestros desempeños en ambos ámbitos: llamo a esto una ESPIRAL VIRTUOSA. Si todo va razonablemente bien, y no surgen «ruidos imprevistos» que lo hagan imposible (un poco de suerte siempre ayuda, jejeje: recordemos que como bien afirma el Maestro Alfonso Alcántara, «si quieres, no siempre puedes«), nuestra andadura correcta y pertinente en ambas rutas deberá converger exitosamente en un espléndido y dinámico punto: el posicionamiento positivo, sostenible y duradero de nuestra marca personal.

Hace varios años, en la primera de las muchas entrevistas profesionales que ha recibido nuestra gran colega Ylse Roa, yo propuse un enfoque sobre el desarrollo emprendedor que me resulta claramente aplicable a este tema de nuestras dos rutas de desarrollo. Porque como he dicho muchas veces, ser emprendedor es, primero que todo, una actitud ante la vida; y no está ni tiene que estar necesariamente asociado a procesos generadores de dinero (aunque generalmente se lo asume en ese sentido, por razones muy prácticas, válidas y entendibles).

Por ejemplo, ese enfoque de proceso emprendedor se adapta muy claramente al proceso de personal branding (que dicho sea de paso, ES un emprendimiento personal). ¡Léelo a continuación y me dirás!

  • «Tú emprendes (diagnóstico/idea o idea/diagnóstico, investigación y análisis situacional tan completo como sea posible, diseño básico, estudio de mercado, estudio de viabilidad, diseño final, plan estratégico, gestión de personas y recursos, puesta a punto y lanzamiento -orden más o menos-).
  • El emprendimiento comienza a funcionar (operaciones, problemas, obstáculos, avances, retrocesos, estancamientos, nuevas ideas, su aplicación, nuevos avances, mejoras de diseño y desempeño, alegrías, frustraciones, incertidumbres, autorreforzamientos positivos, avances, retrocesos, estancamientos, nuevas ideas y mejoras, descarte de lo disfuncional e incorporación o refuerzo de lo que promete mejoras…lo habitual).
  • Durante el  proceso, y especialmente en determinados puntos de inflexión del trayecto emprendedor, vas absorbiendo las ideas, conceptos y métodos que lo hacen funcionar mejor, tanto en el sentido gerencial y tecnológico como en el personal y social. En una palabra: aprendes y creces emprendiendo. Y por supuesto, en las etapas siguientes aplicas tales aprendizajes al proyecto, tanto en los modos de gestionar el proceso de creación y aportación de valor, como en los de relacionarte con las diversas personas y grupos vinculados de uno u otro modo al mismo.
  • Y por supuesto, en cada nueva etapa, como consecuencia de aplicar lo aprendido y mejorar así tu desempeño y el del proyecto, vas marcando mejor el entorno a tu alrededor. Y este te retroalimenta, e identificas nuevas necesidades que te obligan a nuevos aprendizajes, nuevos crecimientos, nuevas aplicaciones…y a un mejor modo de marcar. Y tu marca crece en calidad y mejora su impacto, y al sentir tal efecto proveniente de tu entorno, tu nivel de autoexigencia y rigor profesional se eleva al crecer tu compromiso con quienes confían en ti y cuentan contigo…y sigues mejorando, creciendo e impactando a niveles superiores en cada nuevo ciclo, y así se desarrolla la espiral: contigo, tu marca personal y tu proyecto creciendo, retroalimentándose y reforzándose mutuamente, y mejorando su desempeño e impacto espira tras espira” (Estrada, 2016).

¿Te funciona, amigo lector? Ahora te invito a sustituir donde haga falta -sobre todo en los puntos A, B y C- la palabra emprendimiento por marca personal (y tal vez dos o tres ajustes más), y vuelve a leerlo, aplicándolo a alguno de tus clientes si tú trabajas «de este lado», o en función de tu propio caso, si estás «del otro lado»…¡Me cuentas luego! 

Aquí te propongo una imagen de cómo concibo esta dinámica entre este lado y el otro lado del personal branding:

Infografia El otro lado del Personal branding

Fuente: Profesor Vladimir Estrada

¿Te funciona esta forma de ver el proceso? ¿Lo visualizas en tu propia práctica, sea cual sea el lado en que te hallas? ¡Ya me dirás!

PERO…Sí, amigo lector: como en todo o casi todo, siempre hay un pero.  Sucede que no todo el mundo manifiesta a igual nivel cada una de las cinco variables del arriba mencionado análisis FEMPA. Por ejemplo:

  1. No todas las personas conectan (ni sustentan, ni enfocan) su filosofía personal de vida con el posicionamiento favorable ante los demás, sustentado en el servicio y el aporte de valor para sus vidas.
  2. No todas las personas visualizan sus trayectos vitales en una lógica estratégica de «ruta» con una estación de partida, un recorrido trazado -con precisión variable, claro- y una estación de llegada…y esta última, generalmente deslocalizada, móvil y dinámica, en función de los avatares y movimientos del camino y el contexto.
  3. No todas las personas sistematizan sus estilos, proyectos y procesos de vida a través de métodos, ni se enfocan en seguir y/o formular modelos a través de los cuales puedan normatizar su accionar vital, replicarlo de formas que permitan un nivel razonable de predecibilidad de lo porvenir, y proponerlo como opción viable a sus relacionados u otros públicos.
  4. No todas las personas planifican y organizan sus decursos personales «y» profesionales (si me has leído antes, seguro entiendes las comillas anteriores) ni los estructuran con un enfoque secuencial constitutivo de procesos a gestionar; ni tampoco los asumen desde una óptica intencional de causa/efecto.
  5. Y finalmente, no todas las personas hacen las cosas que hay que hacer para obtener los resultados que aspiran a obtener, inclusive habiéndolas «filosofado» (jejeje), proyectado, modelado, planeado, estructurado, etc., etc. 

De ahí que sea tan importante que quienes trabajamos «de este lado» del personal branding, seamos capaces de diagnosticar y establecer con mucha claridad, y siempre con la participación de nuestros clientes o estudiantes que están «del otro lado», cuál es su verdadero estatus de partida, a nivel conceptual, metodológico y práctico, con respecto a cada una de estas cinco concepciones/variables, y por supuesto, al conjunto que integran. Pues aquí el enfoque sistémico resulta clave: cualquiera de ellas que no sea suficientemente conocida (¡¡¡conocer bien los conceptos base es fundamental en todo ejercicio profesional!!!) y aplicada de la manera correcta, afectará negativamente el comportamiento y los resultados de todo el sistema, provocando que la sinergia llamada marca personal bien desarrollada y bien posicionada, no se logre como podría y debería haberse logrado.

La importancia del autoconocimiento 

Aquí seré muy breve, pero bien preciso, en modo cita.

En los diversos momentos y sentidos que hemos venido analizando, es vital un buen desarrollo de la fase de autoconocimiento  en el proceso de personal branding. Recientemente me he referido a esto en Soymimarca, detallando y sustentando

«…la enorme importancia que muchos profesionales de nuestra industria concedemos al autoconocimiento y a la formulación e implementación de estrategias de intervención y posicionamiento basadas en ello. Es fundamental saber muy bien quiénes y cómo somos, al igual que conocer a fondo qué hacemos y cómo lo hacemos en cada una de las esferas de nuestra vida; y tener tan claro como sea posible la forma y la medida en que todo ello, y cada parte de ello, incide, impacta, influye, educa, transforma, beneficia, perjudica, emociona -y cómo-, ilusiona, desilusiona, inspira, desinspira, motiva, desmotiva, moviliza, desmoviliza, alegra, disgusta, acerca, aleja, en fin…MARCA a las personas a nuestro alrededor, ya sea a dos metros o a diez mil kilómetros de distancia. Y por supuesto, conocer también a fondo nuestras propias formas de reaccionar ante las acciones/reacciones de nuestros diversos entornos, y de ser posible, de cada persona que los integra. «Eso» se llama autoconocimiento» (Estrada, 2021).

Porque definitivamente, ¡sería muy difícil marcar a conciencia a otras personas de forma positiva, si no sabemos cuál marca somos hoy para quienes nos rodean!

Allí he hecho un acercamiento con cierto detalle (refiriendo el trabajo que al respecto han hecho los Maestros Guillem Recolons y Xavi Roca, entre otros expertos) a la importancia de conocer muy bien nuestras fortalezas, porque son ellas las que nos permiten hacer las cosas y obtener los resultados que nos posicionan más favorablemente ante nuestros públicos, a partir del valor que así les aportamos. Al respecto, te propongo una breve cita del interesante artículo Marca personal: la teoría de las fortalezas, de los colegas de Innova&Acción:

«Las personas que tienen éxito en su vida personal y profesional lo tienen porque emplean sus fortalezas en la mayoría de las tareas que desempeñan. El top talent, o las personas con muchos logros, pasan la mayoría de su tiempo dentro de sus áreas fuertes, han aprendido a delegar aquellas tareas que no requieran sus fortalezas, utilizan sus fortalezas para gestionar los obstáculos, inventan maneras de capitalizar sus fortalezas en nuevas situaciones, por lo que disfrutan de más éxito y más a menudo».

Claro y contundente, ¿verdad? Con base en esto, ¿será no no MUY IMPORTANTE que nos conozcamos y las conozcamos MUY BIEN? ¿Cómo lo ves tú, amigo lector?

La clave de siempre: APORTAR VALOR 

La contribución de un personal branding «bien hecho» al desarrollo personal, organizacional y social, puede ser invaluable. El incremento cuantitativo y cualitativo de las aportaciones de valor de utilidad social, por parte de personas que se asumen y gestionan a sí mismas como marcas personales, y en tal calidad, procuran a plena conciencia alcanzar un posicionamiento favorable ante los públicos que necesitan o podrían necesitar sus aportaciones, puede llegar a ser exponencial, y multiplicar por mucho el comportamiento diferentes indicadores de desarrollo y éxito, a nivel individual y colectivo (sean cuales sean las definiciones que se asuman de ambos conceptos).

Y ese hecho se basa en el sentido común más elemental, no solo en la ciencia que estudia el comportamiento humano y en la práctica que la valida y sustenta. Por ejemplo, el año pasado yo planteé aquí mismo que no solo se puede, sino que SE DEBE vivir de la marca personal (puro sentido común). Y sustenté dicha afirmación así:

«Porque ella es, al mismo tiempo, una huella generadora de decisiones (la marca que DEJAMOS) y un concepto o juicio valorativo derivado de y asociado a esa huella y a tales decisiones (la marca que SOMOS); e implica para ti, entre otras muchas cosas, una o más –generalmente más– de las siguientes:

  • Que tú eres una persona compatible con los requerimientos, los principios y valores, las actitudes y las conductas generalmente mejor aceptadas en los entornos en que incides.  
  • Que tú haces lo que haces, tanto en términos de comportamiento personal como de desempeño profesional, de una forma compatible con las necesidades y pertinente a  las expectativas de los públicos que te rodean. 
  • Que tú logras resultados pertinentes a los requerimientos de valor del contexto en el que coexistes y aportas.  
  • Que tú impactas a las personas a tu alrededor, y los procesos en que ellas intervienen, de un modo desarrollador y transformador de tu entorno en un sentido positivo. 
  • Que tú puedes trascender como alguien que pasa, pasará y pasó por la vida haciendo el bien, aportando valor, mejorando la vida de quienes le rodean, rodearán y rodearon, y dejando ese legado a quienes te sucedan» (Estrada, 2020).

Sentido común puro y duro, ¿verdad? Y en función de todo esto y posiblemente aún más cosas, se multiplica por millones la importancia de trabajar profesionalmente con quienes están «del otro lado» del personal branding: quienes estamos «de este lado« debemos hacernos corresponsables de tales desarrollos, porque si ellos acuden a nosotros, es porque no pueden solos y necesitan el valor que podemos aportarles.

¿Estás de acuerdo? 

Objetivos, planeación y enfoque 

Ahora bien: en cualquiera de las actividades de nuestra industria que inciden en el branding personal, hay al menos tres grandes objetivos estratégicos a cumplir por quien interviene y por el ente intervenido, sea cual sea la modalidad de intervención:

  1. Desarrollo de la marca personal. Aquí hablamos básicamente de generación, identificación y potenciación de potenciales, atributos y competencias.
  2. Posicionamiento de la marca personal. Esto se refiere a la conexión, visibilización, diferenciación y significación positiva que la marca personal va logrando en el imaginario individual y colectivo de quienes le rodean y/o conocen.
  3. Profesionalización de la persona que es dicha marca, en dos sentidos clave: en lo que hace para aportar el valor que le permite posicionarse, y en la gestión de su marca personal

Y por supuesto, las intervenciones en personal branding tienen un carácter profesionalizante; por tanto, nuestro enfoque de análisis y desarrollo debe priorizar esa tercera dimensión. En este artículo te he propuesto un breve abordaje de este tema. 

De ahí nace la enorme importancia de planear, analizar, ponderar, mejorar y potenciar debidamente lo que debe suceder «de este lado» del personal branding, para conseguir los mejores resultados posibles «del otro lado» de esta filosofía/estrategia/modelo/proceso/método de desarrollo personal profesionalizante, cuya esencia última debe ser, SIEMPRE, pasar a la acción.

Un enfoque metodológico pertinente para que desde «este lado», ayudemos a enfocarse, proyectarse y pasar a la acción a quienes nos buscan y contratan desde «el otro lado», puede basarse en una lógica interrogativa que a mi juicio debería permear todo el proceso, sea de forma explícita o implícita -dependiendo de la metodología que cada interventor utilice-. Se basa en las siguientes diez preguntas, que te traigo desde mi trabajo de 2017 Marca personal: del ser que somos al ser que proyectamos

  1. ¿Cómo deseas ser conocido?
  2. ¿Cómo deseas ser reconocido?
  3. ¿Cómo aspiras a impactar y marcar?
  4. ¿A partir de cuándo y por cuánto tiempo?
  5. ¿Gracias a cuáles características personales y profesionales?
  6. ¿Gracias a cuáles comportamientos y desempeños?
  7. ¿Gracias a cuáles logros/resultados?
  8. ¿Gracias a cuál calidad relacional?
  9. ¿Gracias a cuál nivel y capacidad resolutiva, de contribución, de diferenciación del resto, y de aporte de valor?
  10. Y finalmente: ¿qué tan congruente es todo ello con lo que las personas de tu entorno familiar, social, relacional, mercadotécnico, etc., etc…necesitan, requieren y esperarían recibir de ti, hoy, mañana, y a lo largo de tu decurso vital y profesional, y cómo puedes y pretendes hacérselo saber?

Y por supuesto, cada uno de los estados, focos u objetivos identificados en las respuestas a estas interrogantes, deberá constituirse en el punto de partida de una estrategia temática de gestión de marca; y la integración sistémica de todas ellas, en la estrategia general de desarrollo y posicionamiento de marca personal que conocemos como personal branding.

¿Te funciona esta lógica, amigo lector? ¿Por qué sí, o por qué no? ¿Nos lo comentas debajo del artículo, y/o en las redes que compartimos, por favor?

Veamos muy brevemente a continuación el comportamiento de la profesionalización en todo este proceso, desde las perspectivas complementarias «de este lado» y «del otro lado».

Tres plus/must de este tema

Ahora te propongo, casi cerrando mi propuesta de hoy, tres aspectos transversales que deberían manifestarse SIEMPRE a un nivel excelente «de este lado», como palancas potencialmente aseguradoras de los resultados a obtener «del otro lado»

  • El enfoque diferencial de la intervención, y diferenciador de los resultados. Todo cuanto se haga en las intervenciones en personal branding debe propender, desde la propia diferenciación de lo que hacemos, al logro de un estatus diferente a la media y progresivamente diferenciador de la persona cuya marca ayudamos a gestionar (y de la marca misma); tanto en sus características personales, como en sus comportamientos y desempeños laborales/profesionales y sociales, y por supuesto, en el tipo, nivel y calidad de logro que obtiene al combinar las dimensiones anteriores. La principal y más importante característica de una marca personal, es precisamente su carácter PERSONAL, y por tanto, ÚNICO
  • Los contenidos como herramienta multifuncional. Siempre debemos proveer sustentos conceptuales, metodológicos y casuísticos que puedan servir de fuente a nuestros clientes, estudiantes e interesados, para nutrirse de conocimientos y desarrollar competencias antes y durante nuestra intervención, y seguir nutriéndose y desarrollándose después de ella. Porque como ya hemos visto, la formación es un eje transversal a todas estas intervenciones…y por razones ya explicadas, a nosotros «de este lado» nos conviene que «el otro lado» aprenda a hacer muy bien lo que debe hacer en cada etapa del proceso. ¡Y no creo necesario sustentar el hecho de que los contenidos son una excelente plataforma y herramienta de formación!

Es muy importante que desde «este lado» proveamos al «otro lado» contenidos de diversa índole y alcance variado. Pero debemos tener muy claro que «allí» no son tontos. De muchas maneras, nuestros contenidos nos definen ante ellos; y por ejemplo, si solo proponemos desde nuestra propia mirada a los temas, obviando que existen otras miradas que también son válidas, eso nos otorgará un estatus y un posicionamiento en el que predominará el ego y no la vocación contributiva. Porque como he dicho muchas veces, y reiteraré mientras viva, NADIE TIENE NI PUEDE TENER LA VERDAD ABSOLUTA EN NINGÚN TEMA

Otro aspecto de esto es nuestro enfoque propositivo. Como ya te planteé, «allí» no hay tontos: el solo hecho de que desean y buscan aprender a conciencia sobre un campo tan promisorio para sus vidas como el personal branding, nos habla muy claro de su inteligencia. «Ellos» saben diferenciar muy bien entre un autor que solo habla de herramientas y acciones operativas (sin sustrato donde «sembrarlas», cultivarlas y sustentarlas), y otro que primero sienta bases estratégicas, propone modelos, sistemas y estructuras, les ayuda a comprender y contextualizar todo ello en y desde sus propias realidades, y solo entonces les orienta hacia la búsqueda y selección de las herramientas que servirán para la puesta en marcha de todo el sistema, y hacia la debida planeación de las acciones a ejecutar y las operaciones a gestionar. 

Entonces, no nos perdamos: como ha dicho y demostrado reiteradamente Guillem, las herramientas no solucionan el problema, y en gestión de marca personal, estrategia 1 – herramientas 0. O tal vez puedan llegar a 0.5, y hasta 0.7 o 0.8…si sabemos darles su lugar de soporte, y NUNCA como centro del tema

Y por cierto: ese «antes» que escribí en el párrafo que inicia este acápite tiene bastante que ver con la primera zona de lo que los expertos en marketing han dado en llamar desde hace años «inbound marketing», zona que tiene una gran importancia y un impacto excelente cuando es bien gestionada. Lamentablemente, la aplicación inconsecuente, obsesiva, febril, abusiva, poco profesional e «hiper-comercializante» (jejeje) del mencionado embudo de marketing por parte de algunos «expertos», ha ido pervirtiendo sus esencias y convirtiéndolo en un mero y agobiante proceso de ventas, ventas, ventas…y más ventas, y nada más. ¿Te suena esto a un concepto muy tuyo y muy reciente llamado «gurudemia«, mi querido amigo Guillem? 

  • La modelación de la profesionalidad. No tiene sentido conducir procesos profesionales y profesionalizantes (en este caso, sobre la gestión de marca personal) sin ser –o al menos, estar muy cerca de serloun modelo de profesionalidad en lo que se hace. Y ello aplica independientemente de la modalidad que se utilice para intervenir, del perfil original de formación de quien interviene, y de los contextos donde se desarrollen las intervenciones; nuevamente te refiero al ya citado aquí, añejo y muyyyy vigente post de Guillem titulado ¿Un profesor de marca personal sin marca personal?, y te aseguro que cualquier semejanza o cercanía con lo que aquí estoy tratando NO ES PURA COINCIDENCIA. Si algo no debemos permitirnos «de este lado», es que «del otro lado» se cuestione o niegue nuestra calidad para hacer lo que hacemos, con base en nuestra pobre ejecutoria haciéndolo.

La profesionalidad en el quehacer deberá guiar y sustentar siempre el desempeño de un desarrollador de marcas personales, porque ello estimulará la búsqueda emulativa de dicha condición en quienes reciben su influencia

Conclusiones

Amigo lector:

Te doy un millón de gracias por tu lectura generosa (y espero, productiva y útil) de este trabajo.

Para mí ha sido un gran placer y un enorme privilegio haber compartido contigo estos conceptos e ideas sobre la conexión profesional imprescindible que debe existir entre  «este lado» y «el otro lado» del personal branding, y sobre cómo podemos y debemos gestionarla, asegurarla y garantizarla, si aspiramos al éxito profesional sostenible y duradero en nuestro trabajo con marcas personales.

Este artículo traerá «cola». Por razones de volumen del texto (y siguiendo una inteligente sugerencia -muyyyy pertinente- de la excelente colega Francis García Cedeño, a cuyo lado me cupo el honor de estrenar en 2020 esta sección Máster Post del PBLabDay), no quise desarrollar aquí la parte casuística y experiencial del tema (se habría duplicado la cantidad de palabras), sino solo la conceptual y analítica. Entonces, en una segunda parte que con la anuencia de los organizadores publicaré en este mismo Blog del Congreso, te traeré más adelante el análisis de varios casos de mi práctica profesional, donde se reflejan de diversas formas algunos de los conceptos que he analizado contigo hoy.

Y dicho esto, amigo lector, luego de una exhortación a no perderte los excelentes aportes de mis destacados colegas en esta sección Máster Post que está en plena expansión (¡brillantes los tres que se incorporan en esta edición!), así como en las demás modalidades de nuestro 7mo Congreso Internacional Personal Branding Lab Day, te doy las más sentidas gracias por tu participación, y te invito a comentar lo que consideres sobre este post, a compartirlo en tus redes y con quien consideres que podría recibir algo útil para su marca y carrera al leerlo, ya sea que esté «de este lado» o «del otro lado» del personal branding. Y por supuesto, te dejo el habitual, cálido y cordial brand/abrazo de tu siempre amigo…

Vladimir